Rosa
Conocí al Señor a la edad de 17 años. Mis padres y yo migramos de la provincia a la capital mexicana y allí me fue presentado el mensaje del Evangelio. A pesar de tener amigos en la escuela yo me sentía sola y con un vacío en mi corazón. Los eventos religiosos tradicionales nunca dieron respuesta a mi necesidad, hasta que conocí a Cristo como mi mejor amigo.